El queso Idiazabal curado es verdaderamente un tesoro de la gastronomía vasca. El proceso artesanal de elaboración, utilizando leche cruda de ovejas de las razas Latxa y Carranzana, confiere a este queso su sabor único e inconfundible.
La maduración, que puede extenderse entre 6 y 12 meses, es fundamental para desarrollar los complejos aromas y sabores que caracterizan al queso Idiazabal curado. Este proceso, transmitido de generación en generación en las queserías de la región, es todo un arte que garantiza la calidad y excelencia del producto final.
Al presentarse en ruedas de 3-4 kilos, con una corteza dura y un interior compacto de color marfil, es una auténtica joya visual en cualquier tabla de quesos. Su sabor intenso y persistente, con notas a frutos secos y un toque ahumado distintivo, lo hacen irresistible para los paladares más exigentes.
Disfrutar es una experiencia en sí misma. Puede ser el protagonista de una degustación en solitario, acompañado de un buen vino tinto, o puede elevar el sabor de postres como el membrillo o las nueces. Además, su valor nutricional lo convierte en un alimento completo y saludable, siendo una excelente fuente de proteínas, calcio y grasas saludables.
En definitiva, es mucho más que un simple alimento, es una expresión de la rica tradición quesera vasca y una delicia que merece ser disfrutada en todo su esplendor por los verdaderos amantes de la buena gastronomía.
Elaboramos productos tradicionales en la manera y forma que viene realizándose hace mucho tiempo, con recetas y procedimientos seculares
